El templo tiene 137 metros de largo y su pilono mide 79 metros de largo y 36 metros de alto.
Para llegar a la fachada principal, rodeamos el muro de arenisca del templo y nos situamos delante del magnífico pilono.
Aquí se ven perfectamente las acanaladuras realizadas para las astas de los estandartes. Los preciosos relieves muestran a Ptolomeo XII (el padre de Cleopatra) agarrando del pelo a sus enemigos para golpearles con una maza en la cabeza, acompañado por los dioses Horus y Hator.
A cada lado de la entrada hay dos estatuas de Horus en forma de halcón, realizadas en granito negro. Por la puerta entramos en el “gran patio de las libaciones”, rodeado de columnas en tres de sus lados. Los capiteles de cada lado son diferentes, pero cada uno es igual al de su lado opuesto.
Al fondo del patio hay otra estatua del halcón Horus, también en granito negro, con la doble corona del alto y bajo Egipto. En principio eran dos las esculturas, pero sólo queda la que vimos. Aquí nos hicimos la primera foto de grupo del circuito.
Dejando atrás al guardián Horus, pasamos a la sala hipóstila con dieciocho columnas, seis de ellas pegadas al muro de entrada y las otras doce organizadas en dos filas.
A cada lado de la entrada hay una pequeña sala. La de la izquierda era la “casa de la mañana”, donde los sacerdotes se purificaban antes de realizar sus ritos y donde se mantenían todos los utensilios necesarios para las ceremonias religiosas; mientras que la de la derecha era una biblioteca en la que, grabado en sus muros, está el catálogo de los papiros que allí se conservaban.
La sala hipóstila es una maravilla con sus altas columnas y la variedad de sus capiteles.
De aquí se pasa a la segunda sala hipóstila, más pequeña y más baja, con tres filas de columnas que comunican con las salas de las “ofrendas sólidas” a la izquierda y de las “ofrendas líquidas” a la derecha.
Otra pequeña sala, también a la derecha, era como un laboratorio que se usaba para preparar las ofrendas, hecho que está reflejado en las paredes que muestran la lista de los ingredientes usados en los ritos.
Y cruzando esta segunda sala hipóstila llegamos a la sala de las ofrendas y pasando esta, a la sala central, que tiene varias capillas alrededor y el santuario en el centro, con un tabernáculo en granito gris de cuatro metros de alto.
Los muros de las capillas y del pasillo están decorados con escenas relacionadas con la religión y en la capilla del fondo se puede ver la barca solar dónde se guardaba la imagen del dios.
Volviendo hacia la entrada del templo, en las dos salas hipóstilas, hay puertas de salida al camino de ronda entre el muro y el templo. Este estrecho pasillo está decorado con escenas de los antiguos rituales del templo; la representación de la lucha entre Horus y Set (con forma de hipopótamo); y la victoria del primero sobre el último. En otro relieve, los sacerdotes comen un pastel en forma de hipopótamo que simboliza la destrucción total de Set.
El Templo de Edfú nos impresionó realmente. Es el templo mejor conservado de Egipto y sus relieves son magníficos, tanto en el interior como en el exterior de los muros.
Lástima que los cristianos lo usaran como cripta y se dedicaran a machacar los preciosos relieves. No sólo lo hicieron aquí, sino en muchos de los templos que visitamos después.