Según nos explicó nuestro guía Samir, la sociedad egipcia está organizada alrededor del núcleo familiar.
El norte del país es más cosmopolita y modernizado, mientras que el sur está más marcado por las tradiciones, las costumbres y la unión social. En el Sur no se deja a un vecino solo con sus problemas, sino que hay conciencia de asistir al que lo necesita.
Las madres, según la tradición, cumplen un papel fundamental en la elección de la novia de sus hijos, y el padre se encarga de negociar el contrato matrimonial.
Una vez terminadas las celebraciones la madre de la novia entregará a ésta en matrimonio al futuro esposo.
El sistema de matrimonio hace unos 20 años era la de la petición de mano y la entrega obligatoria de dote que se empleaba en la compra de muebles.
Hoy en día con la dote se compran las cosas necesarias para la casa.
Un notario realiza el matrimonio que es civil y religioso a la vez.
El novio es el responsable de comprar el apartamento. Por esta obligación matrimonial, cuando una persona se hace su casa, la deja a propósito sin terminar, para que algún día sus hijos varones puedan disponer de vivienda con relativa facilidad, simplemente añadiendo un piso más a la vivienda de sus padres.
El divorcio está permitido pero debe estar certificado por el representante legal de los cónyuges y por dos testigos.
En caso de divorcio, la mujer se queda con la casa.
Un hombre puede estar casado hasta con 4 mujeres a la vez, pero la primera mujer tiene que darle su autorización y además, el hombre tiene la obligación de proporcionar los mismos bienes a todas sus mujeres. Por ejemplo, si le compra una casa a una, tiene que comprársela a las otras.
Mahoma no recomendaba el matrimonio múltiple porque entendía que un hombre no podía ser igual de justo con todas sus mujeres.
Una mujer puede divorciarse hasta 100 veces, pero no puede estar casada con varios hombres a la vez.