Llegada a Jordania

El viaje lo realizamos el grupo de amigos que nos solemos juntar para recorrer mundo.

A la salida del aeropuerto de Amman nos esperaba mi amiga Imma y Mohammed, nuestro chofer durante el viaje por Jordania.

Mohammed nos saludó dándonos la mano a todos. Me resultó extraño que casi no me apretara la mano, y pensé que sería porque yo era mujer. Luego me he enterado que se considera de mala educación apretar fuerte la mano. Supongo que él entendería que no había sido a propósito.

Pronto nos dimos cuenta que Mohammed era "todo un caballero" y que aunque se dirigía menos a las mujeres, no nos trataba, para nada, de manera inferior.

Bueno, después de las presentaciones, nos pusimos de camino hacía Abdoun, el barrio de Amman en el que vive Imma. La mini furgoneta que nos llevaba no era precisamente como me la imaginaba. Estaba un poco vieja y cochambrosa y aunque sí que tenía aire acondicionado luego vimos que era necesario apagarlo en las cuestas porque "el autobús" se quedaba parado.

El aeropuerto está a 20 km. de Amman, así que nos llevó un ratito llegar y ya por el camino vimos cosas que nos chocaron.

La carretera del aeropuerto iba por un paisaje desértico y lo curioso es que se veían grupos de gente como si estuvieran de excursión y puestos de te y café y de fruta casi en medio de la carretera. También empezamos a ver el modo de cruzar y de conducir de los árabes. La cuestión es cruzar o adelantar sin ver si viene alguien. Ante esto se impone el uso continuo del claxon lo cual evita que se produzcan accidentes cada dos por tres.

Luego nos contaron que hay muy pocos accidentes, pero claro es que todo el mundo sigue las mismas "normas".

Estábamos llegando a Abdoun. La casa de Imma era muy acogedora y a todo el mundo le encantó. En cuanto nos organizamos un poco, salimos a empezar a conocer Jordania.

Imma nos dijo que tuviéramos mucho cuidado con el agua. Había habido un accidente en su canalización y no era potable. La gente se había lanzado a comprar agua embotellada y en los supermercados se había agotado. Tanto, que la compra de agua por persona se había limitado a dos botellas máximo.

A pesar del cansancio del viaje (toda la noche casi sin dormir), del calor (aunque no era tan terrible como nos habían contado) y de que el paisaje no era precisamente una preciosidad (tierra seca rodeándonos por todos lados), me sentía feliz.

Después de meses preparando el viaje por fin estaba en Jordania...



Para cualquier pregunta que quieras hacer o para dar tu opinión sobre este sitio web puedes escribir a: