Llegamos al castillo de Kerak, nuestro siguiente destino, para comer. Comimos en la Rest House a pesar de mis protestas. No quería que nos "clavaran" como en la Rest House de Pella y además había leído en la guía que había un restaurante muy barato en el que se comía bien y que estaba por allí.

Al final de todo, la Rest House estuvo bastante bien. Era un buffet en el que Mohammed comió con nosotros por primera vez. Le invitamos y a cambio consiguió que nos descontaran algo del precio total. En la comida había esta vez una variación: arroz y pasta, lo cual a mi personalmente me encantó.

Durante la comida ocurrió un leve incidente que no llegó a más. Azucena, otras de nuestras compañeras de viaje, "ligó" con uno de los camareros sin quererlo. El camarero le hacía guiños, nos servía a todos desde su lado y aprovechaba cualquier excusa para acercarse a ella. Los demás ni nos dimos cuenta, pero llegó a tanto el "acoso" que Azucena tuvo que levantarse para evitar un próximo "restregón".

A partir de esta "aventura" quedó claro que la única que tenía éxito en Jordania era Azucena y después aún tuvimos varias ocasiones para confirmarlo...