Antes de este viaje, yo no había oído hablar de Malta, no tenía claro dónde estaba geográficamente, no sabía de su historia, de su idioma, de su gente, y, en consecuencia, no me atraía especialmente.
Además pensaba que era, fundamentalmente, un lugar para tomar el sol en la playa, bucear, hacer snorkel y poco más.
Pero varios amigos visitaron el país y empezó a picarme la curiosidad. Comencé a leer y a interesarme por su curiosa historia, por sus monumentos, por sus pueblos y por sus ciudades.
Y por fin, mi compañero Justo y yo, nos decidimos a visitar Malta para ver con nuestros propios ojos todo lo que nos habían contado.
La experiencia valió la pena...