Era ya nuestro penúltimo día de viaje. El plan era ver Crac del Chevaliers y si nos daba tiempo visitar Hama, una ciudad que se nos desviaba un poco del camino pero que teníamos curiosidad de conocer.

Nasser nos llevó a Crac del Chevaliers. Su nombre árabe es Qala'at al-Hosn y esté perfectamente conservado. Desde él se controlaba el tráfico de personas y mercancías desde los puertos hasta el interior de Siria.

Los cruzados construyeron y expandieron la fortaleza y consiguieron mantenerse allí hasta la conquista del sultán Baibars en 1271. Baibars construyó varias torres adicionales.

No sabíamos lo que íbamos a tardar en ver el castillo. Nos habían dicho que era enorme y lo era, pero nos lo recorrimos todo bastante rápidamente.

La fortaleza tiene una muralla exterior con 13 torres y un muro interior que protege la estructura central. Entre los dos hay un foso que los separa.

Se entra por una rampa que permitía subir a los caballos hasta los establos. El interior tiene una sala abovedada de recepción, varios hornos, un refectorio con cinco hileras de columnas (la sala de los pilares), almacenes y una capilla.

En días despejados se disfruta de extraordinarias vistas del pico de Kornet as-Saouda (3,088 m) en la cordillera anti - libanesa al sur y el valle del Nahr al-Kabir (Gran Río) al este.

Lo cierto es que estaba muy bien, pero no nos impresionó demasiado. Al fin y al cabo era un castillo más entre los que ya habíamos visto.