Viaje a Palmira

Quedamos en Bab Tuma (la puerta de Tomás) con el conductor que nos llevaría a Palmira y a Crac des Chevaliers. Se llamaba Nasser y por su edad (era un chico joven) y por su comportamiento era muy diferente a Mohammed. Echamos de menos a nuestro anterior chofer.

Más tarde nos enteramos de que la furgoneta en la que íbamos no tenía licencia para circular por carretera y nos explicamos por fin el porqué de todas las paradas que hizo Nasser para dar dinero a la policía.

Se trataba de sobornos para que le dejaran continuar su trayecto. Es increíble que después de todas las paradas le compensara hacer ese viaje para nosotros.

El paisaje del recorrido era desértico, o sea que no había mucho que ver. Rubén estuvo pendiente de Nasser, porque daba la impresión de que se iba a quedar dormido. Hubo que bajar una vez de la furgoneta para que se despejara un poco.

Seis dedosLlegamos a Palmira antes de la hora de comer y después de un poco de relax en la terraza del hotel, tomándonos el aperitivo sobre capiteles romanos (servían como mesas), nos fuimos a buscar un sitio para comer algo y empezar la visita.

Cuando estábamos comiendo el jefe del restaurante se acercó a nuestra mesa. Había visto a Rubén leerle las líneas de la mano a Azucena y quería que también se las leyera a él. Nos enseñó su mano y nos señaló que tenía un dedo más. Al parecer había nacido con 6 dedos en manos y pies. Se había operado y se los había quitado todos excepto el de la mano que se había dejado de recuerdo. Extraño ¿no?.



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