Primero visitamos el Asclepión que era una especie de centro médico que empezó a funcionar en el siglo IV a. J.C. La mayor parte de los restos que quedan son de la época del emperador Adriano (siglo I d. J.C.). Allí se curaban todo tipo de enfermedades, tanto físicas como psíquicas.
Paseamos por la Vía Tecta, afortunadamente era muy temprano y el sol aún no había empezado a calentar fuerte.
En el Propileo conocimos el símbolo de la medicina. Timur nos contó que no todos los enfermos podían entrar en el Asclepión. Antes de admitir a un paciente los médicos lo examinaban. Si estaban seguros de que podían curarlo podía entrar a recibir tratamiento. Sin embargo, si pensaban que no tenía cura, le decían que lo suyo no era una enfermedad sino un castigo de los dioses y que ellos no podían interferir.
Una persona llegó con grandes dolores a las puertas del Asclepión. Los doctores no le admitieron. Este enfermo se quedó a las puertas y vio a dos serpientes que bebían de un cuenco lleno de leche. Cómo lo único que quería este enfermo era morir, bebió del cuenco de leche lleno de veneno de las serpientes.
Sin embargo, en vez de morir mejoró de su enfermedad. Los médicos observaron la asombrosa curación y llegaron a la conclusión de que el veneno en determinadas cantidades también podía ser curativo. Por esto se adoptó como símbolo de la medicina a las dos serpientes y al tarro.
Los deportes, los baños de lodo y las aguas termales eran algunas de las formas de curación del Asclepión. Había piscinas de mármol con escaleras para que los enfermos pudieran entrar y salir fácilmente. Estas aguas termales contenían radiactividad suficiente para curar algunas enfermedades.
Según parece Cleopatra se bañó aquí y por eso era tan bella. Timur hizo la pelota a las chicas del grupo y dijo que a nosotras no nos hacía falta bañarnos allí, porque ya éramos guapas de por sí.
El teatro se usaba como otra terapia más para los enfermos psiquiátricos. En él participaban los enfermos como actores y como público, vigilados siempre por los doctores. Allí se escuchaba música y se representaban obras de teatro. Tenía capacidad para 3.500 personas.
Una manera importante de análisis médico era por medio del sueño. Los enfermos dormían en la cripta-pórtico (especie de túnel que se comunicaba con el edificio de las terapias) y allí los médicos podían oír e interpretar los sueños de los pacientes. Por un lateral de esta cripta corría agua como un modo de relajar a los enfermos.
Aunque no se ha conservado, se sabe que había un estudio muy completo de interpretación de los sueños y unos métodos muy complejos y completos de cura. No se limitaban a relajar o excitar a los pacientes psicológicos según la enfermedad que tuvieran, sino que iban mucho más allá en sus análisis.
El edificio de terapias está al final de la cripta - pórtico. Es un edificio circular con dos pisos. Hay pequeñas piscinas en las columnas. Se conserva el primer piso y las escaleras interiores y exteriores que subían al piso superior.
Personajes importantes vinieron al Asclepión. Los mismos reyes de Pérgamo veraneaban aquí. Este era un lugar fresco y agradable durante el verano y las aguas termales eran muy saludables. También estuvieron Marco Antonio y Cleopatra buscando alianzas políticas.
La AcrópolisDespués de ver al Asclepion subimos a la parte alta de la ciudad. Allí, debajo de un árbol escuchamos la historia de la ciudad y de sus reyes. Hacía mucho calor y estar allí sentados nos alivió un poco.
Legendariamente la ciudad de Pérgamo la fundó Pérgamos, el hijo de Neoptolemo (hijo de Aquiles) y Andrómaca (esposa de Héctor, capturada en la conquista de Troya).
El nombre de Pérgamo significa "sitio elevado y fortificado".
La ciudad estuvo bajo el poder de Creso, rey de Lidia sobre el año 560 a. C. Poco después pasó a depender de Ciro II de Persia que le exigía dar soldados para su ejército y pagar grandes tributos.
Jenofonte también estuvo en Pérgamo en el año 399 a. C. y combatió y venció a Asídates, un tirano persa de la región.
Alejandro Magno venció a Darío III y se adueñó de toda la Anatolia occidental. Nombró gobernadora de Pérgamo a Barsine, viuda del comandante persa de Rodas.
Después de la muerte de Alejandro sus generales se repartieron su imperio y Lisímaco se hizo rey de Pérgamo y la convirtió en base militar nombrando a Filetairos comandante de la fortaleza.
Con el asesinato de Lisímaco Filetairos se apodera del trono de Pérgamo. Filetairos no tuvo hijos, así que adoptó a uno de sus sobrinos: Eumenes para que le sucediera.
Eumenes I (263-241 a. C.) venció al rey sirio Antíoco y logró ensanchar sus fronteras, pagando tributos a los pueblos fronterizos (gálatas) para evitar enfrentamientos. Durante su reinado Pérgamo fue un centro de las ciencias y las artes, compitiendo con otras muchas ciudades de la época.
Le sucedió su primo Atalo I (241-197 a. C.). éste se negó a pagar impuestos a los gálatas, les declaró la guerra y los venció en varias ocasiones, quedándose así con todas sus riquezas y territorios. Es entonces cuando empieza a construirse el altar de Zeus.
El hijo mayor de Atalo I, Eumenes II (197-159 a. C.), le sucede, continúa con la política de su padre y consolida la amistad con Roma que había comenzado su padre.
Los sirios y los gálatas siguen atacando al reino de Pérgamo pero Eumenes II sale de nuevo victorioso.
Esta es la edad de oro de Pérgamo en la que se mejora en la administración militar y civil y se potencian las artes y las ciencias. El altar de Zeus y la Biblioteca son obras que empiezan en la época de Atalo I y que se desarrollan en esta época, como otros muchos monumentos en diferentes ciudades. También el Asclepión fue ampliado y mejorado con Eumenes II.
La biblioteca de Pérgamo llegó a tener más de 200.000 obras escritas, lo que provocó la envidia de otras ciudades de su tiempo como Alejandría.
Los Ptolomeos, reyes de Alejandría, prohiben la venta de papiro a Pérgamo y para compensar su falta, en Pérgamo inventan un nuevo soporte de la escritura: el pergamino, hecho de pieles de animales.
Este tejido, en vez de enrollarse como los papiros, se cortaba en hojas que se cosían igual que los libros actuales.
Atalo II (159-138 a. C.) sucede a su hermano Eumenes II y mantiene sus mismos métodos y su misma política. Así consigue vencer al rey de Bitinia, que apoyado por Roma le había declarado la guerra.
A la muerte de Atalo II sube al trono su sobrino Atalo III (138-133 a. C.) quien al morir lega el reino de Pérgamo a los romanos, con lo que sus tesoros son enviados a Roma.
Sobre el año 42 a. C. Marco Antonio visita Pérgamo y se lleva los mejores volúmenes de su biblioteca como regalo para Cleopatra.
Según Timur no era un simple regalo, sino que formaba parte de un acuerdo para lograr el apoyo de Egipto en la lucha del triunvirato (Marco Antonio, Cayo Octavio Augusto y Marco Emilio Lépido) para hacerse con el poder en Roma y vencer a los asesinos de Julio César.
Los emperadores Augusto (27 a. C - 14 d. C.), Tiberio (14 - 37 d. C.) y Trajano (98-117 d. C.) favorecen al reino de Pérgamo.
En la época cristiana San Juan visita Pérgamo y funda una iglesia en ella, pero es en el siglo III cuando Pérgamo se convierte al cristianismo.
Todo esto nos lo contó Timur mientras descansábamos del calor bajo un frondoso árbol. Nos documentó bien ¿no?.
En 1877 se empieza a excavar en las ruinas de Pérgamo. El gobierno alemán llega a un acuerdo con Turquía por el que los hallazgos no se dividen entre los dos países, sino que por medio del pago de 20,000 marcos, todo lo que se encuentra se lleva a Alemania.
Con ello, Turquía se queda sin el Altar de Pérgamo, pero posiblemente esta importante obra se salva de esta manera de la destrucción.
En el Altar está representada la lucha entre dioses y gigantes y estaba considerada como una de las maravillas del mundo antiguo.
Actualmente se puede visitar en Berlín en el espectacular Museo de Pérgamo y, la verdad es que da un poco de pena que no se pueda disfrutar de él en su entorno original. En este mismo museo también está la puerta del mercado de Mileto, también de Turquía, junto con otras impresionantes obras maestras.
Afortunadamente algo ha quedado de la antigua ciudad, así que paseamos por ella y vimos las ruinas de los palacios reales, su cisterna, las columnas y los cimientos del templo de Trajano, y el enorme teatro (con capacidad para 10.000 espectadores).
Lástima que de la Biblioteca no quede nada y que para ver el Altar haya que irse a Berlín.