Nuestra siguiente visita fue a la iglesia griega de San Jorge. Subimos por una larga escalera hasta una de las pocas iglesias circulares que quedan en Oriente.
Está construida sobre una parte del recinto y las torres romanas. Fue restaurada y remodelada en 1904, después de sufrir varios incendios.
Por dentro no es especialmente bonita aunque es curiosa su forma e interesantes sus iconos al estilo de la iglesia ortodoxa.
Bajando las escaleras de la iglesia y siguiendo a la derecha encontramos pronto una puerta que lleva al auténtico barrio copto.
Realmente, este barrio es un remanso de tranquilidad comparado con el centro de la ciudad. Da gusto pasear por estas callejuelas.
Al entrar en el barrio por la calle Hara Mari Girgis, una puerta a la izquierda lleva al convento de San Jorge, cuya capilla es del siglo X.
Acabábamos de entrar en el barrio copto cuando nos encontramos con Samir, que había venido con Marisa y Paulino a enseñarles una tienda.
Aprovechamos y entramos en la tienda, que sólo para ver la cantidad de cosas que tenía valía la pena entrar. Además rompía con el estilo de las tiendas del Khan El-Khalili. Ésta era amplia, iluminada y organizada.
Nosotros compramos una mesita plegable de nácar que nos encantó.
Al tenerla ya en casa vimos que estaba llenísima de polvo y que al desplegarla no encajaba muy bien. De todas maneras es una preciosidad y es la envidia de las visitas... (como a ellos no les enseñamos los defectos...).