Los egipcios la llamaban Uaset (dominante o poderosa) o Niut (ciudad); los coptos la llamaron Tapé, de donde viene su nombre griego Thebai, Tebas (=ciudad fértil) y Homero la nombra en su canto IX de la Ilíada:
“... la egipcia Tebas, cuyas casas guardan incontables riquezas, cien puertas dan ingreso a la ciudad y por cada una de ellas marchan doscientos guerreros con sus caballos y sus carros...”
Para los romanos fue Dióspolis Magna (la ciudad de Zeus) y su nombre actual, Luxor, viene del árabe Al-Uqsur, que significa los castillos o los palacios.
Empieza a cobrar importancia a partir de la XI dinastía (desde el 2050 a. C.), debido a su posición geográfica, y gracias a las victoriosas campañas militares se convierte en una potencia.
En el Imperio Nuevo (1550-1100 a. C.) se adora aquí a la tríada tebana de dioses: Amón, su mujer Mut y su hijo Honsu.
En esta época los faraones victoriosos acumulan aquí las riquezas provenientes de sus conquistas, y mercaderes del Mar Rojo, del Golfo Pérsico o del Sahara llegan para comerciar y enriquecerse. Tebas llega a tener 500,000 habitantes.
En la orilla oriental se construyen templos dedicados a los dioses, mientras que en la occidental se levantan edificios para el culto a soberanos muertos. La vida en la orilla oriental contrapuesta a la muerte en la occidental.
Durante el Tercer Período Intermedio (1100-663 a. C.) y d ebido a las invasiones extranjeras que llegan por la zona del delta, Tebas va perdiendo su importancia. Tanis, Bubastis o Sais, ciudades del delta sustituyen a Tebas como capital.
El ejército asirio la saquea en varias ocasiones (672 a. C. y 665 a. C.) y es totalmente arrasada en el 84 a. C. por Ptolomeo Latiro.
Durante la época romana es ya una ciudad en ruinas que los primeros turistas empiezan a visitar.