Nos llevaron, como suele ser común en este tipo de viajes, a conocer una fábrica de perfumes.
Empezamos viendo como se hacen los recipientes donde se pone el perfume, y la verdad es que era curioso ver como, por medio del calor y del soplado del vidrio, se creaba un precioso frasco.
Una chica en perfecto español, (¡cómo que era española!), se encargó de hablarnos de los perfumes que se vendían en la tienda. Nos explicó que la mayoría de las esencias se exportan a Europa y constituyen la base de famosos perfumes de Calvin Klein, Hugo Boss, Lancôme, Givenchy, Nina Ricci, y un largo etcétera...
En la tienda se podían comprar también esencias de flores como el jazmín, la rosa o el loto; de madera cómo el cedro y el sándalo (muy bueno para dar masajes); las mezclas hechas allí, semejantes a muchos perfumes famosos; y algunos perfumes originales como "El secreto del desierto".
Este último fue al parecer la razón de que Nefertari conquistara el corazón de Ramsés II. Este faraón amó a muchas mujeres, pero su favorita siempre fue Nefertari. La leyenda dice que este perfume hizo que ella se convirtiera en imprescindible para él.
Según nos explicaron, "El secreto del desierto" tiene que ser aplicado después de la media noche en tres puntos estratégicos del cuerpo femenino, en forma de pirámide invertida, (¿está claro?). Con esto el hombre queda rendido a los pies de la mujer.
Samir nos dijo que algunos, en vez de "El secreto del desierto" lo llaman "El secreto del desastre"... ¿Porqué será?.
