La ciudad está en la desembocadura de los ríos Odet y Steïr y se extiende a lo largo del canal del Odet. De hecho su nombre significa confluencia en bretón y al ser el primer puente del río y pasaje obligado, se convierte en un lugar de comercio e intercambio, hasta que desaparece en el siglo IV.
En la Edad Media se vuelve a desarrollar alrededor de su catedral, como capital episcopal de Cornualles y se va convirtiendo en una dinámica ciudad organizada en gremios hacia el siglo XI.
En los siglos XV y XVI se construyen hermosas casas con entramados de madera, que en su mayoría resultarán destruidas en los conflictos de fines del XVI.
En las vísperas de la Revolución Francesa la ciudad sobrepasa sus torres y murallas y se crean nuevos paseos frecuentados por la burguesía.
En el siglo XIX la animación cambia desde la catedral hacia los muelles.
Actualmente Quimper es una ciudad de 60.000 habitantes y la capital de Cornualles.