Los ríos Ille y Vilaine se unen en el centro de Rennes y dividen la ciudad entre norte y sur. El sur es la parte más moderna, industrial y administrativa y en el norte está el casco antiguo y el ambiente comercial y de ocio.
Nuestro hotel era el Solferino centre gare, y como su nombre indica, estaba al lado de la estación de tren y en la parte sur de la ciudad.
Desde allí iniciamos nuestro recorrido y cuando llegamos al río Vilaine supimos que nos acercábamos al casco antiguo.
Subimos por la rue Gambetta hasta el Palacio Saint-Georges, del siglo XVII. Está en el lugar que ocupaba la abadía de Saint-George, fundada en el siglo XI y actualmente tiene funciones administrativas. En su fachada están las armas de la abadía con una corona real y las alegorías de la Justicia y la Paz.
Volviendo hacia Gambetta y tomando, esta vez la calle Saint-Georges pudimos disfrutar de algunas preciosas casas de madera y seguir hasta la plaza del Parlamento de Bretaña con el impresionante parlamento, del siglo XVII, que aunque fue incendiado durante una manifestación, ha sido fielmente reconstruido.
Saliendo de la plaza por la calle Brilhac y torciendo a la izquierda llegamos a la plaza de la Mairie o del Ayuntamiento en la que, a un lado, está el teatro de la Opera (siglo XIX) y al otro está el Ayuntamiento con su reloj, construidos después del incendio de 1720 “para la inmortalidad”.
Salimos por las calles Buisson y Beaumanoir, dando un pequeño rodeo hacia la calle Saint-Yves, donde está la oficina de turismo, ocupando una capilla gótica del siglo XV. Dentro, una maqueta virtual muestra la evolución de Rennes desde la época galo-romana a nuestros días.
Volvimos otra vez por la calle Saint-Ives y tomamos ahora la calle del Chapitre y luego a la derecha la calle Psalette, ambas con preciosas casas de madera que sobrevivieron al incendio de 1720.
De nuevo damos marcha atrás para tomar la calle del Griffon hasta la calle des Dames. Aquí está la catedral de Saint-Pierre, del siglo XVII. En su fachada está el escudo de Luis XIV, el Rey Sol.
Casi enfrente de la catedral están Les Portes Mordelaises, que son las puertas de la muralla romana que existía en el siglo III. Aquí, los duques de Bretaña debían prestar juramento de defender las libertades de la región.
Un poco más arriba está la place des Lices, donde los sábados por la mañana se monta un mercado al aire libre. Nosotros tuvimos la suerte de verlo y realmente está lleno de colorido y animación.
Al final del mercado, la place Saint-Michel está llena de cafés y terrazas, y saliendo de ella por la calle Saint-Michel, una de las más antiguas de la ciudad y llena de casas de madera pintadas, llegamos a la place St-Anne, con su iglesia gótica de Saint-Aubin.
Saliendo de la plaza por la calle St-Melaine, llegamos a la neoclásica iglesia de Notre-Dame, una antigua abadía benedictina de la que queda su palacio abacial, su claustro y la iglesia conventual. Sus vidrieras son de los siglos XIX y XX.
Detrás de la iglesia están los preciosos Jardines Thabor, diseñados en el siglo XIX por los hermanos Brühler y llenos de colorido y de ambiente de tranquilidad. Pero ya se sabe que los turistas, de relajación... nada, así que después de dar una vuelta volvimos a la plaza St-Melaine y tomamos la calle Guillaudot y que nos llevó a la calle Gambetta.
En esta calle está la curiosa piscina Saint-Georges, de 1925, decorada con mosaicos de los hermanos Odorico y que ocupa el emp lazamiento en el que estaba la iglesia abacial de los benedictinos, erigida en el siglo XI.
Bajando un poco más la calle volvimos casi a nuestro origen, el Palacio Saint-Georges, pero aún quedaban algunos monumentos que visitar en Rennes
Cruzando el río Vilaine llegamos al Museo de Bellas Artes y Bretaña, que fue antiguamente la sede de la Universidad, y siguiendo su curso, llegamos a la plaza de la République donde está el Palacio de Comercio (bolsa de comercio, correos y telégrafos), construido entre 1885 y 1912, después de que se canalizara el río Vilaine.
Y, como nos apetecía despedirnos de Rennes en su corazón, paseamos por la calle de Orleáns hasta llegar de nuevo a la plaza del Ayuntamiento.
Era el final de nuestra visita.
Más información en:
http://www.tourisme-rennes.com/