Rodeando el palacio llegamos a su parte trasera, en la Triq il-Merkanti (calle de los comerciantes), dónde está la puerta de entrada a los apartamentos de estado y a la armería, que sí que se puede visitar.
En esta calle hay un mercado todas las mañanas de lunes a sábado al que nosotros habíamos llegado tarde.
Un poco más adelante, torciendo a la derecha por Triq Santa Lucija llegamos a la concatedral de San Juan Bautista (St John's CoCathedral), que estaba cerrada, así que volvimos a la Triq il-Merkanti. Seguimos hasta el Auberge d'Italie (Albergue de Italia), de 1745 y que es ahora el Ministerio de Turismo.
Era hora de buscar un sitio para comer y una compañera de Justo nos había recomendado Da Pippo Trattoria. Hacia allí nos dirigimos, pero estaba a tope y como los horarios de comida son semejantes a los europeos, no tenían un segundo turno.
Así que fuimos a otro que estaba cerca, el Cocopazzo, que tenía especialidad en pescado fresco.
Pronto nos daríamos cuenta de que en todos los restaurantes ponen pan con mantequilla y muchas veces también algo que se llama “Hobz biz-zejt, esto es, rebanadas de pan frotadas con tomates maduros y aceite de oliva y untadas con una especie de paté hecho de atún, cebolla, alcaparras, aceitunas, ajo, pimienta blanca y sal. Está muy bueno y llena bastante.
Además los platos suelen ser bastante abundantes, con lo que no vale la pena pedir ningún primero. En esta ocasión yo tomé pasta con gambas, que estaba muy buena y Justo se decidió por un pescado que no sabíamos bien que era pero que resultó estar rico (aunque esta vez un poco escaso).
Después de comer hicimos un segundo intento de visitar la catedral, que también fue fallido y nos tomamos un café con una deliciosa tarta de almendras y chocolate en Caffé Cordina.
