Salimos de Marruecos en dirección a El-Kelaa-des-Sraghna.
Si hubiéramos dado un poco de rodeo podríamos habernos acercado a las cascadas del Uzud. El Arbi nos dijo que el recorrido entre Marrakech y Fez se hacía muy pesado y que él había propuesto a la agencia dividirlo en dos tramos. De esta manera podíamos pararnos a ver las cosas interesantes que había en el camino y no llegar tan cansados a Fez.
Pero bueno, quizá en un futuro los turistas que hagan este circuito puedan disfrutar más de este tramo de viaje... porque a nosotros no nos quedaba más remedio que seguir el itinerario planeado.
El paisaje que recorríamos era más bien árido y los pueblos no tenían muy buen aspecto, con casas medio derruidas y de aspecto de barrio chabolista.
Me fijé que en algunas paredes estaban escritos varios números dentro de una especie de cuadrícula.
El Arbi me explicó luego que eran los resultados de las elecciones y que cada número era un partido político. A falta de paneles informativos estaban simplemente escritos en las paredes.
Antes de llegar a Beni Mel-lal hicimos una parada para ver a los camellos del camino. Como buenos turistas posamos alternativamente para hacernos fotos con los camellos y el camellero y cuando nos cansamos, seguimos camino.
Beni Mel-lal es una localidad eminentemente agrícola en la llanura de Tadla y un inmenso vergel de naranjos, higueras y olivos, regado por la cercana presa de Bin el-Uidan.
Nosotros sólo vimos de Beni Mel-lal algunas de sus polvorientas calles que no mostraban precisamente su riqueza, ni agrícola, ni de ninguna otra clase. Eso sí, paramos a comer en un hotel muy agradable, con una piscina que invitaba al remojón... aunque no nos lo pudimos dar.
La comida, una vez más fueron verduras y cuscús con carne.
Aunque estaba buena, lo de comer siempre lo mismo empezaba a cansarnos un poco, y eso que sólo llevábamos 2 días en Marruecos...
Antes de volver a subir al autobús hubo una pequeña polémica. El Arbi dijo que no entendía porqué teníamos la manía de cambiarle los nombres a los lugares. Por ejemplo, nos dijo que no entendía porqué los franceses habían puesto el nombre de Fez a Fes y el de Salé a Sala.
Para mí es simplemente una manera de adaptarlos para que puedan ser pronunciados más fácilmente. Por ejemplo, ¿porqué los españoles llamamos Londres a London o Inglaterra a England?. Creo que es simplemente porque no tenemos facilidad para los idiomas y cambiamos los nombres como nos suenan en castellano.
Supongo que lo mismo les pasa a los franceses y por eso modificaron algunos nombres marroquíes. Pero, a pesar de lo que diga El Arbi, no creo que sea con ninguna oscura intención de querer apropiarse de los lugares.
En la siguiente parada técnica surgió de nuevo la polémica, (que raro, ¿no?).
Alguien le preguntó a El Arbi porqué les molestaba a los marroquíes que se les llamara “moros”, cuando su país se llama “Morocco”. El Arbi enseguida contestó que lo importante no es el apelativo, sino la intención con la que se usa.
Nos contó que a él en Madrid le llamaban el “morito” y a él le gustaba porque era un nombre cariñoso. Sin embargo, si se dice “moro” para despreciar o insultar, la reacción ya no es la misma.
Además, hay que aclarar que el nombre que dan los marroquíes a su país es Al-Mamlaka al-Magribiya (Reino de Marruecos). Al-Magribiya significa algo así como occidental (semejante a Magreb, que nosotros también usamos). O sea, que su nombre se podría traducir como Reino Occidental.
Nada que ver con “Morocco”, que es el nombre que los franceses dieron a Marruecos y que viene de la ciudad de Marrakech (en bereber Tierra de Dios).