Se me quedó muy corta la visita a Rabat. Me hubiera gustado conocer la Alcazaba de los Udayyas con sus casas encaladas al borde del mar y pasear por calles de la medina, como la calle de los Cónsules. Tampoco hubiera estado mal visitar el museo arqueológico que tiene los objetos principales encontrados en Volubilis o el Museo de los Udayyas, dedicado a las Artes Marroquíes.
Sobre todo te da pena cuando has leído sobre un sitio y te quedas sin ver las cosas interesantes que tiene.
Además nuestro hotel, el Hotel Belere, no estaba demasiado bien. Era bastante viejo y le hacía falta una buena reforma.
La cena no estuvo mal pero con el empacho de la comida no teníamos mucho hambre.
Las chicas de Madrid incluso se encontraban un poco mal y no cenaron. El Arbi les dijo que el mejor remedio para el dolor de estómago era tomar coca cola con leche condensada y las acompañó a una tienda cercana a comprar los ingredientes de la mezcla.
Después de cenar salimos Justo y yo con las chicas, a dar un paseo nocturno por las avenidas de Mohamed V y Hasan II, como en las anteriores ciudades que habíamos visitado.
Tuvimos problemas para encontrar un sitio para sentarnos que satisficiera los gustos de los cuatro. Había muchos, pero en unos no había té que era lo que quería tomar Justo y en otros no había helados que era lo que les apetecía a las chicas.
Al final Justo y yo nos tomamos un té y las chicas prefirieron dejar descansar el estómago.
Al día siguiente las dos ya estaban bien. No sabemos si fue gracias al remedio de El Arbi, a los fármacos, o al sueño reparador...