Nuestro guía en Volubilis fue el amable Hassan que nos mostró los restos de la ciudad.
Empezamos viendo lo que quedaba de una almazara en la que se veían los conductos del aceite una vez machacadas las aceitunas. El comercio del aceite fue muy importante en los siglos II y III.
Seguimos andando hacia el forum, el centro religioso y comercial de la ciudad, que debía estar adornado con estatuas de mármol y bronce de las que solo quedan las bases con sus inscripciones. Estas inscripciones eran homenajes al emperador o a difuntos notables.
En la plaza del forum hay también un reloj de sol que Hassan nos demostró que funciona perfectamente y un desagüe con la preciosa forma de la flor de volubilis.
En el lado este del forum está la Basílica, algo así como los juzgados y la administración de hoy en día. Tiene 42 m. de largo por 22 m. de ancho y está dividida en una nave central con dos ábsides y dos naves laterales enmarcadas con columnas corintias.
Curiosamente, la parte más alta de algunas de esas columnas están ocupadas por cigüeñas. Queda pintoresco, pero, ¿será bueno para conservación de las columnas?.
Saliendo del forum y dejando a la derecha y detrás la basílica llegamos a la casa del Desultor, o del acróbata, donde están los únicos mosaicos de Volubilis que hacen referencia a la vida cotidiana. Se trata de la imagen de un hombre haciendo acrobacias sobre un caballo.
Seguimos avanzando en la misma dirección hasta el Arco de Triunfo de Caracalla. Este arco junto con la Basílica, eran los dos únicos monumentos que emergían de las ruinas antes de las excavaciones.
En 1755 con el terremoto de Lisboa se derrumbó y fue parcialmente restaurado entre 1930-34, pero aún hay elementos de su decoración que siguen en el suelo. Según su inscripción, estaba coronado con estatuas de bronce del emperador Caracalla y su madre conduciendo un carro triunfal de 6 caballos, y fue construido entre 216-217 para agradecer al emperador una bajada de impuestos.
Los dos nichos de la portada debían ser para poner estatuas de divinidades y a sus pies brotaba un chorro de agua que se recogía en una pila.
Muy cerca de allí pasamos a lo que parecía una casa. En el centro de una habitación había un pilar de poca altura con algo esculpido en su parte superior que, nuestro guía Hassan, tapó con su sombrero antes de que llegáramos y pudiéramos ver qué era.
A Justo y a mí nos hizo sentarnos a horcajadas en el pilar uno frente al otro y cuando levantó el sombrero entre los dos había... un pene de piedra.
No dejamos que nos hicieran fotos en esa íntima postura. Una cosa es prestarse a la broma y otra quedar inmortalizados...
Parece que esa casa era un burdel. Así se comprende la decoración...