En nuestro camino hacia Palermo, Gianni nos indicó el lugar en el que, en 1992, se produjo el atentado en el que resultó muerto el juez Falcone y la casita blanca desde la que se había accionado la bomba que lo mató.
Impresiona ver en directo algo que sólo has leído, ¿no?.
Llegamos al atardecer a Palermo. Nuestro Hotel el San Paolo Palace, tenía piscina en el último piso con unas vistas impresionantes de la Conca D’Oro, las montañas que rodean Palermo y el mar Tirreno. La puesta de sol entre las montañas era muy chula aunque no lleváramos cámara de fotos en ese momento para inmortalizarla.
La Conca D’Oro se llama así porque la llanura palermitana estaba plantada de palmeras, viñedos y limoneros que le daban un tono dorado. Actualmente está ocupada por bloques de apartamentos, que no son tan bucólicos, pero la vista desde la terraza del hotel, como no teníamos con qué comparar, era espectacular.
Después de cenar nos dimos un paseo por la noche de Palermo.
Aunque el hotel no estaba precisamente en el centro, andando durante unos veinte minutos se llegaba a la “civilización”, eso sí pasando por zonas un poco sucias, viejas y malolientes que no animaban a la contemplación.
De todos modos, siguiendo las indicaciones de Gianni, llegamos al pub Kursaal Khalesa un sitio muy curioso que tiene librería, café literario, agencia de viajes, restaurante, terraza y pub. Parte del local está entre las murallas que se construyeron para defenderse de los musulmanes y parte está excavado dentro de esas mismas murallas.
Bordeando las murallas un poco más adelante, bajo un arco, nos topamos con un carro con esculturas religiosas profusamente iluminado. Algo semejante a nuestros pasos de semana santa o a las carrozas que habíamos visto en Catania, en la iglesia de San Francesco.
Cruzando las murallas encontramos una plaza, también iluminada, en la que actuaba Qbeta, un grupo musical siciliano que nos gustó mucho. Después de acabar el concierto pudimos comprar el CD, que es nuestro recuerdo musical de Sicilia.
Después de bailar un rato con la música de Qbeta y tomarnos algo en el Kursaal Khalesa, nos fuimos a descansar al hotel.
