El ascenso hasta Erice es una maravilla. Las vistas del valle y la costa son espectaculares. Se puede ver Trapani, las islas Egadi y el monte Cofano. Dicen que en un día muy claro hasta se llega a ver Tunez y el Etna. Nosotros no tuvimos esa suerte.
Llegamos a Erice por su puerta de Trapani y empezamos el recorrido con nuestro guía Gianni.
Las calles de la ciudad están empedradas y son muy resbaladizas, por eso no es muy recomendable andar por ellas con sandalias o calzado que no tenga suela de goma.
Algunos de nuestros compañeros de viaje tuvieron resbalones y caídas y las calles en muchas ocasiones tienen bastante pendiente, así que es recomendable ir con calzado cómodo que se agarre bien al suelo.
Primero vimos la Chiesa Matrice, fundada por Federico de Aragón en 1314. Su interior fue restaurado en 1865 y parece una iglesia moderna decorada de manera recargada en estilo neo-gótico. Su campanario fue en principio torre de vigilancia y es más antiguo que la iglesia. Dice la tradición, que las nueve cruces que aparecen incrustadas en la pared derecha de la iglesia vienen del templo de Venus.
Gianni nos llevó a toda velocidad a recorrer la ciudad arriba y abajo, (no sé ni por dónde nos llevó), hasta el castillo, prohibiéndonos en todo momento pararnos a comprar en los puestos que nos íbamos encontrando. Estaba claro que eso quedaba para nuestro tiempo libre y no hacía falta repetirlo todo el rato. Este Gianni nos trataba como a niños...
El castillo normando está construido sobre las ruinas del templo de Venus y a él se accede por una rampa y unas escaleras. Desde las cercanías del castillo se puede ver una maravillosa panorámica de las salinas, de Trapani y del Cabo San Vito.
Al lado están los jardines y la Torre medieval del Balio, antigua sede del gobernador normando y por debajo, la Torreta Pepoli, del siglo XIX, que servía como pabellón de caza.
De allí volvimos a bajar pasando por la iglesia de San Giuliano con su fachada de tonos rosas y sus bonitas cúpulas; por la de San Carlo y su monasterio; y por la de San Pietro del siglo XIV con el arco que atraviesa la calle y con el adyacente convento de las clarisas, hoy sede del Centro di Cultura Scientifica dedicada a Ettore Majorana, un importante científico siciliano.
Llegamos a la Piazza Umberto I con el Palazzo del Municipio y el Museo Comunale Cordici. Y entonces tuvimos tiempo para comer, para visitar la ciudad con tranquilidad y... para comprar.
Comimos de menú en Maria Grammatico, en la Via Vittorio Emanuele, cerca de la plaza, y famosa por sus dulces. Al parecer, Maria Grammatico fue educada por las monjas de San Carlo y de ahí le viene su conocimiento para hacer los dulces de almendra por los que tiene tanta fama.
Es un sitio curioso. Parece una casa de la que se han conservado sus muebles y sus salones, adaptándola a su nueva función de restaurante. Nosotros comimos en la terraza desde la que se divisaban las islas Egadi.
Después de reponer fuerzas salimos a descubrir los rincones de Erice, sus estrechas calles que llaman venulas, sus patios, y sus iglesias, como la de San Doménico, San Cataldo con sus campanas en la parte superior, o la normanda San Martino con portada e interior barroco.
En Erice, además de dulces artesanos se pueden comprar frazzate, alfombras de algodón hechas por las mujeres; cerámica y muchos otros objetos de artesanía típica o de alimentación como pasta o tomates secos.
Nosotros compramos mazapán y después de haber paseado por Erice, bajamos por la Via Vittorio Emanuele a echarle un último vistazo a la Chiesa Matrice, salimos por la puerta Trapani y a terminamos así nuestra visita.