En el regreso a Palermo hubo gente que se paró a visitar las catacumbas de los Capuchinos llenas de momias procedentes de la buena sociedad palermitana desde el siglo XVII hasta finales del XIX. Sin embargo, nosotros nos bajamos en el Teatro Massimo para dar un paseo y acercarnos un poco más a los palermitanos vivos.
El Teatro Massimo fue construido en 1897 según un proyecto de Giovanni Battista Basile, para lo que tuvo que derribar las antiguas murallas de Porta Maqueda, el barrio aragonés y algunos conventos. La verdad es que el edificio es impresionante...
De aquí nos dirigimos hacia la iglesia de San Ignazio all’Olivella, de finales del XVI, pasando por unas pintorescas callejuelas llenas de balcones y con los palermitanos sentados en la calle tomando el fresco.
La iglesia, como no, estaba cerrada, pero el paseo valió la pena.