Afrodita
Historia de Afrodisias

Nada más llegar a Afrodisias nos sentamos a la sombra de un árbol (cosa que repetiríamos en muchas visitas de ruinas) para oír las explicaciones de nuestro guía, Timur, sobre su historia.

Esta fue una ciudad famosa por su culto a Afrodita, la diosa del amor, la belleza, la vida y la abundancia.

Hay asentamientos en este lugar desde el 5.500 a. C., pero el nombre de Afrodisias aparece nombrado por primera vez en el siglo II a. C. Desde entonces se acuñan monedas con el nombre de la ciudad.

El dictador Sila, envía en el 82 a. C. una estatua de Eros, una corona de oro y un hacha a Afrodisias para cumplir con el oráculo de Delfos.

Durante los enfrentamientos contra el Imperio Romano la ciudad permanece fiel a Roma y en reconocimiento a ello, Marco Antonio concede a Afrodisias un régimen especial de independencia.

Gracias a estos privilegios la ciudad se desarrolla y se convierte en un centro artístico, sobre todo de escultura y literatura. Muchas de las esculturas que se encuentran en Italia, Grecia y el Oriente medio llevan firma de los escultores de Afrodisias.

La presión del cristianismo fue la culpable de que la ciudad entrara en decadencia.

Recorrido por Afrodisias

Allí, aún se pueden ver las piscinas, el teatro, el odeón, el templo de Afrodita, el Estadio y el Tetrapylon.

Tetrapylon

El teatro fue construido en el siglo I y tenía capacidad para 10 mil espectadores, (la mitad que el de Hierápolis), que presenciaban combates de animales y gladiadores.

El odeón era un pequeño teatro que se usaba para las reuniones del ayuntamiento y para las actuaciones musicales.

Del templo de Afrodita quedan algunas columnas y poco más, sin embargo el Estadio era impresionante, con todas sus gradas completas (nada que ver con el trozo de césped de Olimpia en Grecia).

Por último vimos el Tetrapylon, (que formaba parte del área sagrada de la ciudad), y el museo que nos había recomendado Timur y donde efectivamente había esculturas muy bonitas, (como la de Afrodita).

La leyenda de Babadag

En nuestro recorrido hacia Kusadasi (donde dormíamos ese día), cruzamos el monte Babadag y Timur nos contó su historia. Gracias a Ersoy he podido reconstruír la leyenda. Es esta:

En las montañas había un pastor que vivía solo con su hija. Él se va a peregrinar a la Meca (como debe hacer todo buen musulmán) y deja a su hija a cargo de la familia de un Imán.

Al no estar su padre los jóvenes del pueblo intentan aprovecharse de ella, pero ella los rechaza y para vengarse, ellos se inventan que la chica se acuesta con todos.

El padre, al volver, se entera de las acusaciones y sufre la discriminación del pueblo igual que ella. Incluso los niños le tiran huevos a la chica cuando sale a la calle y por eso la llaman "la rubia".

Un día, el pastor sube a la montaña con su hija y le pide a ella que le traiga agua para las abluciones (antes de orar). Ella le trae agua salada y cuando él le pregunta dónde la encontró, ella responde que en el mar. Entonces el pastor se da cuenta de que su hija es inocente y se avergüenza de no haber confiado en ella.

En ese momento aparecen dos nubes muy negras y los otros pastores del pueblo se asustan y huyen. Cuando las dos nubes desaparecen, la gente del pueblo encuentra los cuerpos del padre y de la hija y los entierran allí.

Por eso la colina se empieza a llamar Sari Kiz o de la chica rubia.



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