Samir nos explicó que el templo no estaba dedicado a ningún dios, sino que era conmemorativo de Ramsés II.
La fachada del templo tiene 38 metros de largo y 31 de alto y está enmarcada dentro de un listón, por encima del cual están representados 22 monos cinocéfalos de 2 metros y medio de alto, que daban la bienvenida al sol naciente.
Bajo los monos hay dos filas de jeroglíficos y más abajo, en el centro está la estatua en altorrelieve del dios Ra-Harakhti con cabeza de gavilán, flanqueado por dos figuras en bajorrelieve de Ramsés II.
Pero lo que más impresiona son los cuatro colosos con las facciones de Ramsés II. Tienen 20 metros de alto, más de 4 metros entre una oreja y otra, y más de un metro de labio.
El faraón apoya las manos en los muslos, está coronado por la doble corona egipcia y presenta el tocado de los faraones o nemes real.
El segundo coloso está muy dañado debido aun terremoto que ocurrió poco después de su construcción, y parte de su cabeza y tronco se pueden ver en el suelo.
Según nos explicó Samir, la expresión de la cara va cambiando entre uno y otro coloso. El primero de la derecha está más serio, el siguiente tiene los labios más entreabiertos y una expresión más dulce en los ojos. El último está sonriendo abiertamente. La explicación de Samir a esto es que este último coloso mira a occidente, la tierra del más allá para los egipcios, y por eso sonríe.
La base del monumento está decorada con cautivos asiáticos a la derecha y africanos a la izquierda.
Entre las piernas de los colosos hay estatuas que representan a miembros de la familia de Ramsés: sus hijas Nebet-Tani, bent-Anat y Merit-Amón, su hijo Amonher-Kopechef, su madre Tuya y su mujer Nefertari.
Al parecer, Ramsés II tuvo más de 100 hijos y muchas esposas y concubinas. Sin embargo, Christian Jacq da otra interpretación en su novela “La batalla de Kadesh”. Su teoría es que Ramsés, al no tener suficientes hijos y para evitar problemas en la sucesión, adoptó a 100 hijos de nobles que se convirtieron así en hijos reales y fueron educados para ser reyes.
Los colosos están llenos de inscripciones de antiguos “turistas”. Hay algunas hasta en la cara. No es que los turistas practicaran la escalada, sino que al estar cubiertas las esculturas con arena, era fácil llegar al nivel superior del monumento.