La sala interior tiene 18 metros de largo y 17 de ancho y está sostenida por 8 pilares de 10 metros de alto que representan a Osiris con los rasgos de Ramsés. Las estatuas de la izquierda tienen la corona del Alto Egipto y las de la derecha la doble corona.
El techo de la nave central está decorado con el gran buitre de la diosa Nekhbet y el techo de las laterales es estrellado. Las paredes presentan escenas de la gloria militar de Ramsés. Especialmente la batalla de Kadesh contra los hititas, que aunque quedó en una especie de empate, tanto los egipcios como los hititas la consideraron una victoria.
Ocho cámaras donde se almacenaban los tributos, se abren en los laterales. En la primera de la derecha hay una parte incompleta en la que se ve fácilmente la técnica de los artistas que decoraron Abú Simbel.
Pasada esta gran nave, entramos en la sala hipóstila sostenida por 4 pilares decorados con imágenes del faraón ante varias divinidades. En el fondo está el santuario con las esculturas de Ptah, Amón-Ra, Ramsés II y Ra-Harmakhis.
En esta sala ocurre dos veces al año el “milagro del sol”. Antes de que se trasladara el templo, el 21 de febrero y el 21 de octubre, en los solsticios de invierno y de verano, el sol entraba al alba hasta el santuario, e iluminaba las esculturas de Amón-Ra, Ramsés y Ra-Harmakhis, dejando en penumbra a Ptah, el dios de la oscuridad. Después de 20 minutos la luz desaparecía.
Ramsés celebraba así el día de su nacimiento y el de su coronación.
Este fenómeno sigue ocurriendo hoy en día, después del traslado, pero los científicos no han conseguido que ocurra los mismos días 21, sino que ahora sucede el 22 de febrero y el 22 de octubre.
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