De allí fuimos hasta la isla Kitchener o Jardín Botánico.
Lord Horatio Kitchener era un general inglés que había combatido en Sudán en 1898, derrotando al ejército Mahadi. Siendo cónsul general en Egipto, se enamoró de esta isla y la convirtió en jardín botánico.
Aquí se pueden ver diversas plantas y árboles procedentes de África y Asia.
Nosotros, a parte de darnos un paseo muy agradable, conseguimos ver los dos sicomoros que hay, el más viejo en el extremo de la isla a la derecha de la entrada y el más joven en el extremo opuesto.
Este árbol es una especie de higuera pero sus higos no son comestibles. Su tronco de hasta 10 metros de grueso, es casi cilíndrico y su madera es muy densa y resistente a pudrirse.
Los egipcios hacían los ataúdes con esta madera.