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El Cairo

Museo Egipcio

Planta superior

Máscara de TutankamonEsta planta está dominada sobre todo por el tesoro de Tutankamón.

Este faraón se llamaba en un principio Tutankatón pero cambió su nombre por el de Tutankamón cuando devolvió la capitalidad a Tebas y el culto al dios Amón. Reinó sólo durante 9 años y murió a los 19 años de edad en torno a 1530 a. C.

Su tumba tenía una extensión de unos 60 m 2 , muy pequeña en comparación con las de otros faraones más importantes. Parece increíble que la cantidad de objetos que podemos ver en el museo pudieran caber en esos 60 m 2 , y no sólo eso. Si estas riquezas estaban en una tumba de un faraón que gobernó pocos años y que no era muy significativo, ¿cómo serían los tesoros de los faraones que no se han encontrado?...

Lo que está claro es que Egipto era un país de riquezas incalculables, ¿no?.

Empezamos visitando la sala 3 dónde están las piezas de más valor del tesoro, como la famosa máscara, los sarcófagos, collares, pendientes, abanicos...

Pero en las otras salas están las capillas de madera dorada que protegían el sarcófago; los vasos canopes de alabastro dónde estaban las vísceras del rey; sus carros; las camas; los jarros de alabastro; los tronos; las esculturas... parece que no se acaba nunca.

Trono Dorado de TutankamonLos tronos fueron de las cosas que más me gustaron.

El trono dorado está hecho en madera revestida de oro y decorado con piedras semipreciosas. En la parte de delante muestra al rey sentado frente a su esposa Ankhesenamón que le unta con ungüentos, mientras que el disco solar tiende sus rayos hacia ellos.

El trono de ceremonias es de ébano con incrustaciones de oro y marfil. Es una obra maestra de ebanistería y además es ¡plegable!. Como nos dijo Samir, es posible que actualmente se pueda hacer una obra semejante, pero el coste en tiempo y en mano de obra sería incalculable.

En esta misma planta está la sala de las momias a la que no entré, pero sí que visité las curiosas salas 53 y 54 dónde hay momias de animales como gatos, perros, pájaros, monos, cocodrilos, e incluso peces.

De aquí aprovechamos los últimos minutos de estancia en el museo para dar un paseo y ver algunos de los objetos que nos habían gustado más y otros que nos habíamos perdido antes.

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