Esna es conocida por su esclusa construida en 1906 y abierta todo el año excepto algunos días de diciembre y junio, cuando se realiza su mantenimiento.
La esclusa supera una altura de 7 metros y medio y entran en ella dos barcos cada veinte minutos aproximadamente. Eso hace eterna la espera porque por el Nilo circulan diariamente unos 700 barcos. Nosotros estuvimos parados en la presa varias horas, tanto cuando íbamos hacia Asuán, como cuando volvíamos hacia Luxor.
Al parece se está estudiando cambiar la esclusa por otra más moderna, pero hasta que se haga, mucha gente seguirá sufriendo el tapón de la actual.
En nuestro primer trayecto, cuando el barco se puso a la cola para esperar el turno de entrada a la esclusa, un montón de pequeñas embarcaciones empezó a rodearnos. Se trataba de "tiendas flotantes", esto es, vendían manteles, pañuelos, chilabas, pijamas... Metían cada prenda en una bolsa de plástico, apuntaban, y la lanzaban a la cubierta de nuestro barco. Allí, tú la veías y si te gustaba comenzaba el regateo.
Era curioso porque te enseñaban a regatear. Ellos decían por ejemplo 10€ y tu decías, no, 1€, entonces ellos bajaban por ejemplo a 8 € y tu seguías emperrado en 1€. Y ellos te decían, no, yo dije 10, ahora digo 8, tú también tienes que mejorar la oferta, venga, último precio, yo digo 8€..., pero tu seguías en tus trece ofreciendo 1 €. No, no te volvían a decir, no es así, tu tienes que subir...
Al final se convertía en un juego de ver quién resistía más. Para eso Julia era una campeona, no cedía nunca.
Para nosotros el tiempo que estuvimos con el "toma y daca" fue muy divertido: el regateo, la caza al vuelo de la prenda voladora, la charla con los vendedores, el acoso y derribo al que nos sometían... Cuando nos cansamos, nos apartamos del borde del barco porque si no, seguían tirándote cosas que no querías comprar y tampoco era cuestión de hacerles perder el tiempo.
Se hizo de noche, y algunos vendedores continuaban ofreciendo sus mercancías. ¡Menudo trabajo agotador el que tienen!.