Jorge es uno de nuestros compañeros de viaje por Egipto. Me envió un correo con sus comentarios sobre el viaje y me ha dado permiso para que lo incluya en la página.
Este es su precioso resumen:
Egipto me encantó - los madrugones no tanto - es un país mágico y maravilloso. Confieso que valió la pena esperar tantos años para poder llevar a cabo el viaje, en el momento preciso y en las circunstancias adecuadas.
Sus monumentos y museos son magníficos. Sus mercadillos, multicolores y bulliciosos, un regalo para los sentidos. Sus mezquitas, remansos de paz y espiritualidad. Sus calles, torrentes de gente, coches, motos, calesas, más gente y un caos circulatorio sin igual, pero que le aportan esa particularidad tan especial a sus ciudades.
Aquello de “¡Eh!, amigo”, que al principio me sonaba un poco artificial y chabacano, con el correr de los días se convirtió en algo familiar y hasta me atrevería decirte que me gustaba escucharlo. En fin, es un país de contrastes, aromas, colores y sabores que seguramente siempre conservaré en mi memoria.
Quizás mi mente demasiado esquematizada estaba necesitando romper un poco esos esquemas. Primero lo sentí como una agresión, luego como un aporte pintoresco y al final fue parte de la diversión, de los comentarios y las anécdotas diarias.
El grupo de nuestros más allegados puso todo lo necesario para que nos lo pasáramos estupendamente y eso es de agradecer. En definitiva, creo que para todos ésta ha sido una experiencia inolvidable.