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El Antiguo Egipto

La momificación

A partir de la IV dinastía y hasta el Imperio Nuevo, se momifica a los muertos.

El proceso era el siguiente: El gran cirujano y sus ayudantes abren el costado del cadáver y sacan sus vísceras.

El estómago, el intestino, el hígado y los pulmones se ponían en cuatro vasos, llamados canopes.

El cerebro se sacaba por la nariz, rompiendo el tabique nasal.

El corazón se sacaba, se momificaba y se volvía a poner en el cuerpo, a veces incluyendo un escarabajo para que renaciera de nuevo. Se hacía así porque este órgano era fundamental para la otra vida.

Para pasar a la otra vida se pesaba el corazón, que tenía que ser más ligero que una pluma, símbolo de Maat y reencarnación de la verdad y la justicia.

Una vez retiradas las vísceras, había que secar el cadáver que aún tenía una gran cantidad de agua, sangre y grasa. Para ello se introducía natrón (compuesto de carbonato y bicarbonato de sodio recogido de los depósitos de los lagos salados con gran poder desecante) y aceite de cedro en el vientre y se mantenía durante 40 días. El cuerpo quedaba en una mesa ligeramente inclinada para favorecer la salida de los líquidos.

Una vez seco, se cubría el cuerpo de alquitrán y de aceites y se dejaba otros 30 días, para finalmente envolverlo en lino.

Este son los pasos en líneas generales, pero sigue siendo desconocido el método exacto de momificación que hacía posible una conservación durante tanto tiempo.

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