Isis, Osiris y Horus forman la tríada de Edfú. Esta es su historia.
Atón crea a Shu, el aire y a Tfenis, la humedad. Estos, a su vez crean a Gueb, la tierra y a Nut el cielo. De la unión de la tierra y el cielo nacen Osiris, Isis, Set y Neftis.
Osiris se casa con su hermana Isis y gobierna la tierra con justicia. Enseña al pueblo como cultivar, promociona la navegación y crea pueblos y ciudades.
Set, casado con Neftis, odia a su hermano Osiris. Éste gobierna solo, y además tiene todo el apoyo de su pueblo, así que decide asesinarle.
Para librarse de él, Set invita a una cena a algunos invitados, les muestra un sarcófago de oro preciosamente decorado y dice que se lo regalará a quien encaje perfectamente en él.
Cuando Osiris entra en el sarcófago, hecho a su medida, Set lo cierra y lo arroja al Nilo. Las fuertes corrientes lo arrastran hasta el Mediterráneo y lo dejan en las costas fenicias.
Isis, desconsolada parte en busca de su esposo y después de largas aventuras, regresa con él a Egipto, escondiéndolo entre unos matorrales de papiro.
Set descubre a Osiris y lo corta en 14 pedazos que esparce por Egipto.
Pero Isis no se rinde y, ayudada por su hermana Neftis, viaja arriba y abajo reuniendo las 14 partes del cuerpo de su marido. Las encuentra todas menos una, el falo.
Entonces, lo envuelve con vendas de lino para que vuelva a ser un cuerpo completo, y convierte a su marido en la primera momia egipcia.
Gracias a sus poderes mágicos y a la ayuda de Anubis, Isis devuelve la vida a su marido y hace que la fecunde, naciendo de esta unión su hijo Horus, el de cabeza de halcón.
A este misterio se le rendía culto en el templo de Filae , dedicado a Isis. En la isla de Bigah, cercana a Filae se creía que estaba enterrado Osiris
Osiris se convierte así en el dios de la muerte, Anubis en el dios que mantiene el cuerpo en la otra vida e Isis en la diosa que protege a los muertos.
Cuando Horus se convierte en un joven, lucha contra su tío Set y pierde un ojo en la batalla, pero finalmente vence a su tío y le castiga a pasar su vida en el mundo de los muertos que no gozan del favor de los dioses, vamos, lo que nosotros llamaríamos el infierno.
Horus se convierte de esta manera en el protector de la vida, y su ojo es un símbolo de buena suerte que se sigue encontrando en cualquier casa egipcia (o en cualquier mercado, por supuesto).