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Bretaña (Bretagne)

Pont-Aven

PuertoMolinoEn la época de los romanos ya existía aquí un puente en el río Aven que fue el origen de esta población.

En la Edad Media, se usaron las rocas de alrededor para construir, en muy poco espacio físico, multitud de molinos aprovechando caídas de agua. De ahí viene la frase: “Pont-Aven, ciudad de renombre, catorce molinos, quince casas”.

En el siglo XVIII es una pequeña ciudad floreciente con 12 ferias, 52 mercados anuales y un puerto mejorado para facilitar el comercio con Inglaterra.

RíoAntigua Pension GloanecPero, probablemente habría ido en decadencia, a no ser porque en la segunda mitad del siglo XIX se hizo famosa por la belleza de su paraje y además, el tren facilitó las comunicaciones.

Varios pintores norteamericanos se instalan en esa época en Pont-Aven y pronto les seguirán otros colegas de todas las nacionalidades, en parte por los bajos precios de estancia, y en parte por el encanto de la zona. Eran un grupo de pintores que huía de las escuelas tradicionales. Pintaban al aire libre y aprendían unos de otros.

Pont-Aven significaba el regreso de la inspiración de los artistas a sus orígenes: la naturaleza y el ser humano.

IglesiaPero, la revolución artística que hará conocido a Pont-Aven en el mundo, la protagonizarán Paul Gauguin y Emile Bernard en 1888 y la Pension Gloanec será el escenario de este encuentro.

Vista de Pont-AvenEs muy agradable pasear por el pueblo y sus calles empedradas; ver su puerto, actualmente reservado a los yates; contemplar sus molinos de agua; sus casas de piedra; y, por supuesto, sus galerías de arte.

Y, por cierto, tampoco hay que olvidarse de probar las “auténticas” galletas (galletes) de Pont-Aven. Es un dulce entre pasta de té y galleta que está bastante bueno. Lo difícil es encontrar la “auténtica”, porque en todas las tiendas reivindican que venden las genuinas. Bueno, sea cual sea la tienda seguro que estarán buenas...






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