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Fez

Los curtidores de Derb Shuara

El trabajo de los curtidores desde lo altoOtra vista de Fez con sus numerosas antenas parabólicasYo tenía mucha curiosidad por ver el trabajo de los curtidores. Había leído que el proceso de curtido del cuero es bastante maloliente y El Arbi me había contado que daban hierbabuena a los turistas para que el olor no molestara tanto.

Empezamos a subir escaleras que parecía que no se acababan nunca y llegamos a una terraza desde donde se veía el duro esfuerzo que tenían que hacer los curtidores y tintoreros.

Sabah nos contó el proceso: se limpian las pieles con cal; se encurten para darle más elasticidad; se bañan en agua con ácido sulfúrico y sal marina para hincharlas; se curten con aceites y curtientes; se secan; se engrasan para ablandarlas; se raspan, se pulen y se alisan; se tintan con índigo (azul), gualda (amarillo) o cochinilla (rojo); y por último se secan y se transforman en babuchas, bolsos, cinturones...

En resumen un duro y complejo trabajo que realizan todos los días los curtidores de Fez.

Otra vista de los curtidoresDesde la terraza se notaba el olor de las pieles, pero no era excesivamente fuerte, y además teníamos la hierbabuena. Se lo comenté a Sabah y me dijo que antes llevaban a los turistas al lugar mismo donde están los curtidores, a ras de suelo, donde están las cubetas y el olor es más fuerte, y han dejado de hacerlo porque muchos turistas se resbalaban, otros vomitaban y los que menos pasaban un mal rato.

Así que ahora lo vemos todo desde lo alto y sin sufrir el mal olor… y aún así nos quejamos de las escaleras…

Nos quedamos con lo pintoresco de las cubetas de diferentes colores y nos evitamos lo desagradable de ver a una persona metida en una de esas cubetas hasta la cintura, sufriendo el olor y los distintos productos que usan para curtir y teñir.

Parece que en Marruecos los turistas estamos casi siempre separados de los marroquíes: comemos aparte; dormimos en hoteles sólo para turistas; vemos las cosas típicas desde lejos; no podemos entrar en los sitios religiosos ni en los palacios… ¿Será cosa nuestra que no queremos mezclarnos, o de los marroquíes que no se quieren mezclar cono nosotros?, excepto para las compras, claro...

Sinceramente yo no sé si aguantaría ese olor, pero verlo todo desde lejos no es sentir la realidad. Es como ver un vídeo sentado en tu casa. Bonito, pintoresco pero lejano.


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