Antes de volver al hotel paramos para disfrutar de una vista general de Fez desde la parte de abajo del Borj Sur. No era el mejor lugar pero sí el más accesible, y es que tanto El Arbi como el resto de nuestros compañeros querían volver al hotel para disfrutar un poco de la piscina.
A mi me hubiera encantado ver la puesta de sol sobre Fez y olvidarme de la piscina, pero la mayoría manda. Bueno, así tengo una razón más para volver a Marruecos.
De todos modos la vista estaba muy bien, pudimos hacernos una idea de lo que habíamos recorrido y hacernos cálculos de cómo podían entrar en ese espacio ¡300.000 personas!.
La cena en el hotel estuvo muy bien y después salimos a dar un paseo por las grandes avenidas de Fez, que no tienen nada que ver con la medina. Están llenas de flores, fuentes y de gente paseando y sentada en las terrazas. Igual que en la parte moderna de Marrakech.
Nosotros mismos nos sentamos en una de las terrazas a tomar un té a la menta. Mientras estábamos sentados, un chico se asomó a la ventana del bar y nos habló en español. Dijo que trabajaba en España y que estaba fumando narguile, que si nos apetecía. Nadie se animó.
Cuando se nos hizo tarde nos despedimos de Fez y volvimos a nuestro hotel.