Nosotros tomamos la calle de la izquierda, la Talaa Kebira para dirigirnos hacia la madrasa Bu Inania.
En el lado izquierdo de la calle, casi en frente de la entrada de la madrasa está Dar el-Magana (la casa del reloj), un antiguo reloj hidráulico de 1357 del que actualmente sólo se pueden ver sus preciosas ventanas de madera labrada porque está en restauración para conseguir que vuelva a funcionar.
Hasta que lo arreglen nos quedaremos sin ver el carillón de agua; los halcones mecánicos que debían salir por las ventanas; o las bolas doradas. ¡Una lástima!.
Una vez pasado el reloj, la puerta de la madrasa Bu Inania está a la derecha. Las madrasas son escuelas coránicas y normalmente están asociadas a una mezquita, como es este caso. En algunos textos se las llama también medersas, pero nos dijo Sabah que el nombre correcto para estas escuelas es madrasa.
Esta madrasa es uno de los pocos edificios religiosos abiertos en Marruecos a los no musulmanes. En Marrakech se puede visitar también la madrasa de Ben Yusef; en Meknes el mausoleo de Mulay Ismail; y en Casablanca la mezquita de Hassan II.
Así que entramos a visitar la mayor madrasa de Fez construida entre 1350 y 1357 por el sultán Abu Inan, para ver la maravillosa decoración de la que seguiríamos disfrutando en otros monumentos marroquíes: las escayolas esculpidas o estucos; las maderas pintadas y labradas; los mármoles; la mukarna o mocárabe que es la decoración en forma de estalactitas; los zel-ligs o mosaicos hechos con azulejos; las vidrieras...
Además el frescor del patio con su fuente en medio era muy agradable, sobre todo en medio del bullicio de la medina.