De allí volvimos hacia la plaza Ben Yusef para visitar el museo de Marrakech. Fue una muy grata sorpresa porque en la guía que llevábamos ni siquiera aparecía este museo y realmente valía la pena. Está abierto todos los días de 9 a 18h30.
El museo ocupa lo que era el palacio de Mehdi Mnebhi del siglo XIX.
Mehdi Mnebhi fue ministro de defensa del sultán Mulay Abdelaziz y embajador en Alemania e Inglaterra. En 1903 fracasa en la represión de una revuelta, lo cual le desfavorece a ojos del sultán y acaba exiliado en Tánger, donde muere en 1941.
En 1956, con la independencia de Marruecos su casa pasa al estado, convirtiéndose en la primera escuela de niñas de Marrakech, y acaba deteriorándose con los años.
Es Omar Benjelloun, interesado en el patrimonio cultural, artístico y arquitectural de Marruecos, quien restaura este palacio, además de la madrasa Ben Yusef y la Qubba almorávide, las tres pertenecientes a la Fundación Omar Benjelloun.
El antiguo patio del palacio a cielo abierto, está ahora cubierto y tiene una increíble lámpara de madera en el centro; alrededor del patio estaban las habitaciones, que ahora son salas dedicadas a diferentes exposiciones; lo que era la cocina del palacio es la galería de arte contemporáneo; y el hamman se ha convertido en una sala más del museo.
Es curioso el contraste entre el arte moderno de las salas y la arquitectura antigua del palacio.
Podías sentarte en un montón de sitios a disfrutar de la arquitectura y la decoración del palacio. Además, de fondo tenían puesta una agradable música que estaba a la venta en la librería del museo. Me hubiera gustado llevármela, pero tuvimos la mala suerte de que la tienda estaba cerrada. ¡Una pena!.
Más información en: http://www.musee.ma/