Y después de seguir a Sabah por las subidas y bajadas de Zerbtana y otras callejuelas, llegamos a la plaza Nejjarine.
Esta plaza, donde se concentran los artesanos de la madera, es famosa además por su preciosa fuente y su antiguo funduk (siglo XVIII), fonda, o hotel que ahora está restaurado y es un museo de la madera.
Los que quisieron se sentaron en un bar de la plaza a tomar un café y después del descanso seguimos por un pasaje en el que estaban fabricando una especie de tronos dorados y plateados.
Estos son los tronos que se usan en las bodas, dónde los novios se sientan y desde dónde siguen la ceremonia. Estas celebraciones se hacen en casas especialmente dedicadas a esto, en las afueras de la ciudad, y se les exige a sus dueños que renueven el mobiliario cada cierto tiempo, por eso el pasaje estaba lleno de tronos por todas partes.
Salimos de allí, giramos a la derecha y volvimos a retomar la calle por la que habíamos bajado a la plaza Nejjarine, para esta vez torcer a la izquierda hacia el Mausoleo Mulay Idris.