En 1591 se comienza a construir la necrópolis de Marrakech en la que se enterraría primeramente a los antepasados del sultán saadí Ahmed el-Mansur. En total están enterrados aquí 13 soberanos de la dinastía Saadí.
Según El Arbi, este mausoleo se descubrió gracias a las obras de una mezquita cercana, aunque la guía TresD de Anaya Touring dice que el lugar lo encontraron en 1916 los aviadores.
También según El Arbi, fueron los mismos sultanes Saadíes los que las taparon cuando comenzó su declive para evitar su destrucción, pero, una vez más mi guía difiere y cuenta que fue Mulay Ismail, el sucesor de los Saadíes quien las rodeó con un muro para impedir que fueran visitadas.
¿Quién tiene razón?. Es difícil saberlo.
Pero bueno, lo importante es que no fueron destruidas y hoy podemos disfrutar de la belleza de su decoración y de su arquitectura.
Desde la entrada, a la izquierda, está el Mausoleo de las Tres Salas. Es un oratorio de tres naves con puertas de cedro macizo tallado y un mihrab al fondo, su artesonado es también de base de madera de cedro trabajada en forma de estalactitas.
La Sala Central o sala de las 12 columnas, hechas de mármol de Carrara, aloja las tumbas de Ahmed el-Mansur y su familia, y está decorada con preciosos artesonados de cedro en el techo, azulejos o zel-ligs y estucos con versos coránicos y dibujos geométricos.
Desde esta sala, por las puertas laterales se accede a la Sala de los Tres Nichos, recargada en decoración y que aloja tumbas infantiles, de esposas y concubinas.
Separado del Mausoleo de las Tres Salas y más antiguo que este, está el edificio cuadrado de la Qubba de Lalla Messauda, la madre de Ahmed el-Mansur cuyos restos reposan aquí desde 1591 rodeados de una galería exterior, techos decorados y mármoles.
En el patio exterior, al aire libre, se alinean las tumbas de los criados y los soldados más valientes.
En resumen, un bello lugar donde ver artesanía y arquitectura marroquí, muy semejantes a las de, por ejemplo, la Alhambra de Granada.