Después de visitar Villa del Casale llegamos a Agrigento a la hora de comer. Gianni nos propuso comer pizza en un lugar especializado y la mayoría aceptamos.
Era un lugar al aire libre muy cerca de las ruinas del templo de Cástor y Polux, que es el símbolo de la ciudad, pero que, curiosamente, no se suele visitar.
Agrigento es la antigua Akragas, que fue fundada según la mitología por Dédalo y a la que en 1977 la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad.
En realidad sus fundadores fueron colonos de Grecia, Rodas y Creta que se asentaron en este lugar sobre el 581 a.C. Fue aliada de Siracusa contra los cartagineses a los que venció en la batalla de Himera en el 480 a.C.
Esta época fue la más floreciente de la ciudad, llegando a tener más de 200.000 habitantes; pasando a ser centro de artes y ciencias; y construyendo templos como el de Zeus y otros edificios que la convirtieron en una de las ciudades más bellas y lujosas de la antigüedad. Según Píndaro los ciudadanos de Akragas “construían para la eternidad pero vivían como si no hubiese un mañana”.
En Akragas nació el filósofo Empédocles en el siglo V a.C. que impuso un avanzado sistema democrático. Pero en el año 408 a.C. fue conquistada por los cartagineses y en el 210 a.C. por los romanos que la llamaron Agrigentum.
Desde el dominio bizantino la ciudad se trasladó a otra colina cercana con calles empinadas y estrechas, que no tuvimos la oportunidad de visitar aunque, al parecer, tiene también lugares interesantes que recorrer.
El escritor Luigi Pirandello, premio Nobel de literatura en 1934, nació en Kaos, en el municipio de Agrigento en 1867, y, según su voluntad, sus cenizas permanecen en su casa natal que hoy es museo monográfico.
Actualmente Agrigento tiene una población de 55.000 habitantes.