Desde aquí nuestro autobús nos dejó en la piazza Bologni, dónde vimos la escultura dedicada a Carlos I y acercándonos hacia Quattro Canti entramos en la iglesia de San José de los Teatinos (San Giuseppe dei Teatini), típicamente barroca.
Seguimos andando hasta la Piazza Vigliena, más conocida como Quattro Canti (las cuatro esquinas), formada por el cruce entre las calles Vittorio Emanuele y Maqueda y que dividen Palermo en sus cuatro barrios. Según Gianni también es la división de las cuatro familias de la mafia... ¿quién sabe?.
Cada esquina tiene en su primer nivel una fuente con una de las cuatro estaciones (primavera, verano, otoño e invierno), en el segundo nivel un rey (Carlos I, Felipe II, Felipe III y Felipe IV) y en el tercer nivel una santa protectora (Ágata, Cristina, Ninfa y Oliva).
Sería un lugar precioso si no se sufriera el ruido y el ajetreo del tráfico...
En este monumento no está Santa Rosalía, la patrona de la ciudad. La historia de esta santa es la siguiente: Rosalía Sinibaldi era una mujer palermitana que pertenecía a la nobleza normanda. Nació en 1130 y con 14 años se fue al monte para llevar una vida de retiro, renunciando a la riqueza y los lujos.
Siglos después, en 1624, mientras Palermo sufría la peste, Rosalía se apareció en sueños a un cazador al que le indicó el camino para encontrar sus restos y le pidió que los llevaran en procesión por la ciudad.
Por donde pasaban los restos de la santa los enfermos se curaban.
Y así se convirtió en la patrona de Palermo.
Saliendo de la plaza por la Vía Maqueda llegamos a la Piazza Pretoria, que toma su nombre del palacio Pretorio que fue sede del senado palermitano y es hoy el ayuntamiento. La plaza es famosa por su enorme fuente llamada la fuente de la vergüenza, según muchos porque las esculturas están desnudas y según nuestra guía María porque la ciudad de Palermo pagó por ella la exorbitante cantidad de 30.000 escudos a su dueño, el hijo del virrey don Pedro de Toledo.
Cuando se acabe de rehabilitar la plaza la fuente probablemente lucirá con mayor esplendor.
Muy cerca está la Piazza Bellini dónde se puede ver la iglesia de la Martorana del siglo XII que según parece tiene preciosos mosaicos (que no pudimos ver porque estaba cerrada) y que también es famosa porque sus monjas inventaron el mazapán con forma de frutas que es típico de Sicilia.
En esta misma plaza enseguida se distinguen las curiosas las cúpulas árabes de la iglesia de San Cataldo, también del siglo XII y que tampoco pudimos visitar.
El día que pasamos en Palermo era domingo y había muchos monumentos cerrados, sobre todo por la tarde, así que hubo muchas atracciones que no pudimos conocer, como algunas iglesias o el mercado de Vucciria, con reminiscencias árabes y semejante al que vimos en Catania.
Cruzando la Via Maqueda hay otra iglesia interesante la del Gesù, del siglo XVI, que, desafortunadamente, también estaba cerrada.