Después de casi una hora de viaje en el autobús llegamos a nuestro hotel, Capo dei Greci, que está en el Cabo Sant’Alessio.
El hotel estaba formado por una especie de bungalows a lo largo de la costa. Algunas de las habitaciones daban al mar y el resto daban a la montaña y, como nos advirtió Gianni, cada uno se tenía que conformar con lo que le tocaba. Él no estaba dispuesto a hacer cambios...
A nosotros nos tocó la vista al peñasco, creo que como a la mayoría... ¡qué le vamos a hacer!.
La zona en la que estaba el hotel se llama Marina d’Agro y el pueblo que está justo encima del hotel es Forza d’Agro. Su parte medieval está prácticamente abandonada, y según nos contó Gianni, la mayoría está en venta.
El hotel está prácticamente pegado al cabo Sant’Alessio en el que hay un fuerte construido en la primera mitad del siglo XIV que ocupa dos promontorios. En uno de ellos hay un edificio de planta circular reconstruido por los ingleses en el siglo XIX y en el otro queda un castillo de forma poligonal. Las murallas rodean estas dos colinas con sus construcciones. La vista, tanto de día como de noche, es muy bonita.
El único fallo del hotel es que estaba demasiado aislado. No se podía ni siquiera dar un paseo por el exterior porque la carretera tenía mucho tráfico y no había acera para andar.
Un mini autobús del hotel iba a Taormina pero se llenaba enseguida e iba y volvía a unas horas fijas.
Hubo quien aprovechó el autobús y prefirió quedarse casi sin cenar antes de perderse la primera tarde en Taormina.
Nosotros, sin embargo, preferimos tomárnoslo con calma, darnos un paseo hasta la plataforma del hotel que estaba a la orilla del mar, darnos un baño en la piscina y disfrutar de las vistas del mar Jónico. Para ver cosas ya tendríamos tiempo. ¿O no?.