Torcimos a la izquierda pasando por delante de la fachada de la iglesia de Santa Lucía; volvimos a torcer enseguida a la derecha por la via Vergine, donde está la iglesia de Montevergine; y seguimos hasta el final de la calle que nos llevó a la fuente de Aretusa.
Este es el famoso manantial de agua dulce en el que, según la leyenda, se convirtió la ninfa Aretusa para poder escapar del acoso del dios Alfeo.
El lugar, a orillas del mar, es muy agradable y está lleno de plantas de papiro y de cisnes. Curiosamente en Siracusa, como en Egipto, se fabrican papiros para vender a los turistas. Estuvimos echándoles una ojeada en una tienda, pero no compramos ninguno. Sinceramente nos gustaban más los de Egipto.
