En el camino hacia Siracusa, Gianni nos habló del Santuario de la Virgen de las Lágrimas.
Al parecer, el 29 de agosto de 1953, un cuadro de yeso que representaba el corazón de la Virgen María empezó a “llorar” lágrimas humanas.
Este cuadro se encontraba en la casa de Angelo Iannuso y Antonina Giusto y su vivienda se convirtió en un lugar de peregrinación mariano. La iglesia investigó la autenticidad del milagro y decidió en diciembre del mismo año 1953 construir un santuario.
Cuando se empezó a construir el santuario se encontraron restos antiguos, pero esto no impidió que se terminara la construcción. El poder de la iglesia ganó frente a la lógica conservación de las ruinas.
Independientemente del significado religioso que tenga para algunas personas este sitio y de su discutible belleza artística, lo que a Gianni le sentaba mal, y le entiendo, es que a cualquier persona que hubiera intentado construir ahí le hubieran clausurado la obra después de encontrar ruinas antiguas y sin embargo con la iglesia no ocurrió de esta manera.
El templo se ve desde lejos porque tiene una altura total de 94 metros, una superficie de 4.700 m² y una capacidad de 11.000 personas.
Aunque en general la gente de nuestro grupo prefirió usar la tarde libre para visitar tranquilamente Ortigia, hubo quien se dio la caminata hasta el santuario y, además, volvió entusiasmado.
Está claro que hay gente para todos los gustos.
