El autobús nos dejó en un parking en la parte inferior del pueblo y un autobús municipal se encargó de subirnos al centro. Tuvimos que entrar casi a presión y parecía increíble que el autobús pudiera subir la empinada cuesta que llevaba a Taormina con tanto peso.
Los apretujones me recordaron a los autobuses que cojo normalmente para ir al trabajo. No me esperaba sufrir esto también en las vacaciones…
Una vez en Taormina, entramos por Porta Messina, recorrimos un trozo del Corso Umberto I y paramos en el Palazzo Corvaja (o Corvaia), del siglo XV, y que fue sede del primer parlamento siciliano en 1410. Su fachada es muy austera y está construida con piedra arenisca y volcánica y rematada con ventanas y almenas. Hoy es la Oficina de Turismo